La violencia doméstica es un patrón de comportamiento en cualquier relación que se utiliza para obtener o mantener el poder y el control sobre una pareja íntima.
Los malos tratos son acciones o amenazas de acciones físicas, sexuales, emocionales, económicas o psicológicas que influyen en otra persona.
Esto incluye cualquier comportamiento que asuste, intimide, aterrorice, manipule, hiera, humille, culpe, dañe o hiera a alguien.
La violencia doméstica puede afectar a cualquier persona de cualquier raza, edad, orientación sexual, religión o sexo.
Puede ocurrir en parejas casadas, que viven juntas o que están saliendo.
La violencia doméstica afecta a personas de todos los niveles socioeconómicos y educativos.
La violencia doméstica es la principal causa de lesiones en las mujeres, más que los accidentes de tráfico, los atracos y las violaciones juntos.
Los estudios sugieren que hasta 10 millones de niños presencian anualmente alguna forma de violencia doméstica.
Casi 1 de cada 5 adolescentes que han mantenido una relación afirma que un novio le amenazó con violencia o autolesionarse si le planteaba una ruptura.
Los costos de la violencia de pareja sólo en Estados Unidos superan los 5.800 millones de dólares al año: 4.100 millones corresponden a servicios médicos y sanitarios directos, mientras que las pérdidas de productividad suponen casi 1.800 millones.
Los hombres que de niños presenciaron la violencia doméstica de sus padres tenían el doble de probabilidades de maltratar a sus propias esposas que los hijos de padres no violentos.